Relaciones con otros niños
- Las relaciones entre hermanos sirven a los niños para aprender a resolver conflictos. Tanto los lazos de sangre como la cercanía física hacen que los niños sientan la necesidad de reconciliarse después de una riña. Por tanto, aprenden a expresar su ira o enfado sin romper la relación.
- Jugar con otros niños les permite estar en contacto físico y social con otras personas. El juego les ofrece formas socialmente aceptables de competir entre ellos, gastar energía y descargar su agresividad.
Autovaloración
- Entre los siete y los ocho años los niños desarrollan sistemas de representación que les permiten integrar diferentes características de sí mismos para hacer generalizaciones más amplias. Pueden decir: "Me siento muy inteligente en lenguaje, pero muy poco inteligente en matemáticas". Es decir, pueden integrar dos conceptos que parecen contradictorios.
- Así también interiorizan emociones complejas, que antes no sentían, como el orgullo y la vergüenza. El grado de orgullo y vergüenza que sienten de sí mismos influye también en la opinión que tienen de ellos mismos.
- Las opiniones que los niños tienen de sí mismos ejercen una gran influencia en el desarrollo de la personalidad y sobre todo en su estado de ánimo.
- Los niños con autoestima alta son confiados, curiosos e independientes, confían en sus propias ideas, inician retos o actividades nuevas con confianza, se sienten orgullosos de su trabajo y se describen de forma positiva, toleran bien la frustración, se adaptan bien al cambio, perseveran para alcanzar una meta y pueden manejar adecuadamente una crítica o las burlas.
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